Mural de Cavestany en la Plaza del Cascorro

Comunicación

27/10/2024

COCKTAIL GRAND LUXE

EL RASTRO solo es visible entre semanas con puestos apilados y decenas de personajes. En el mural de la plaza de Cascorro, de 17 metros de altura y casi 5 de ancho, se aglutinan más de 30 personajes que recorren los puestos como si de una manifestación se tratara.

En aquel Madrid de los 80, los bares tomaban un protagonismo vital. La Mandrágora y La Bobia aglutinaban un hervidero de pintores, cantantes, fotógrafos, cineastas, compositores y actores; todo se movía entre el Rastro, Chueca y Malasaña. Pero el domingo era único, era el templo sagrado donde todos los parroquianos de la nueva religión asistíamos, ya fuera prolongando la noche o asistiendo a la nueva procesión laica.

Como si de una consagración se tratara, Enrique Cavestany plantea una serie de personajes encabezados por Joaquín Sabina, paralizados ante una escena familiar. Realmente es un homenaje a La Mandrágora y su mundo, de corta vida, apenas 5 años, donde Cavestany era su fundador. Allí, Krahe y Sabina desgarraron poemas y notas entre el eco de su cueva, Tamariz hizo magia, escritores como Cela o Sánchez Dragó desvelaron parte de sus misterios, y así un sinfín de grandes artistas, recitales, personajes célebres de la Movida y un largo etcétera.

El frontal verde de La Mandrágora aparecía antes de que, como dijera Sabina, el sol fuera quemando la ropa y los colores se fueran diluyendo en este Madrid donde, como en un patio de corrala, se sienta toda una familia, la del artista, contemplando la vida. Puri Laiseca, suegra del artista, se sienta junto a sus nietos Juan, Gabriel y Tomás, sus tres hijos, su padre, su suegra y el ya mencionado Sabina. Lucía, primera mujer del cantautor, “que aceptó posar en pelotas y luce un desnudo muy aceptable”, Alberto Corazón, Juan Luis Cebrián… El propio Cavestany se autoretrata ante la mesa de trabajo y su esposa, Begoña Sánchez, acompaña a Sabina en la cabeza de la marcha. Tumbado en la parte inferior, Manolo Paniagua, fundador de La Mandrágora y vendedor del Rastro, rodeado de sus objetos, reposa tranquilamente asentado en su mercado tradicional, todos llevan ropa de otra época como si de una fiesta de carnaval se tratara. Entre los objetos, la máquina de coser y la vieja radio, una carta al estilo de la publicidad de los 50 anuncia el título de la obra, Cocktail Gran Luxe, “sírvase muy frío”, una botella de soda que quizás se quede sin abrir para aquellos que prefieren el whisky sin soda y el sexo sin boda. Pero el mural se desquebraja, sus personajes tienen mala cara, y aunque el propio artista ha tratado muchas veces de recuperarlo, el vacío y el hueco han hecho mella en su ánimo. Mientras Embajadores es considerado el barrio más cool del mundo, una parte importante de su historia se desvanece.

Me he propuesto volver a intentarlo, consciente de que solo con el apoyo de marcas comerciales podría acometerse el coste de su restauración. Quizás porque con su desaparición desaparecemos todos los que en aquellos años creímos que Madrid no dormía, que era la ciudad más viva, dinámica y esperpéntica de la vieja Europa, y que hicimos Movida lo que simplemente eran ganas de vivir, de soñar la libertad, de gritarla y de besarnos por las esquinas.


Gracias a la perseverancia de la Asociación del Rastro y Cavestany, el mural recuperará su color.


Enrique Cavestany Pardo Valcárce (Madrid, 7 de febrero de 1943, 78 años) es un pintor, diseñador y dibujante que ha desarrollado diversas actividades como escritor, periodista, escenógrafo e ilustrador de prensa. Es conocido también por su actividad social en el movimiento asociativo de artistas plásticos y como organizador de actividades culturales. A partir de 1966 trabaja como ilustrador de prensa, compaginando esta actividad con la presentación de sus primeras exposiciones de pintura y dibujo. En 1969 amplía su actividad al diseño de interiores y obtiene su primer premio con el diseño de un pabellón para la Feria Comercial de Zagreb en un concurso convocado por la Agrupación de Decoradores de Madrid. Desde 1969 hasta 1971 realiza proyectos para diversas instalaciones de sucursales bancarias para la empresa EICO de Madrid. En 1972 publica su primer libro de recuerdos infantiles.

En 1973 ingresa en el nuevo Colegio Nacional de Decoradores y en esta etapa se dedica también al diseño industrial y a proyectos de arquitectura interior, actividad que desarrolla hasta 1979. En 1978 inaugura y dirige en Madrid la asociación cultural La Mandrágora, que desde sus inicios se convierte en un lugar de referencia entre los locales de la noche madrileña durante la transición a la democracia. En este local de la Cava Baja se llevan a cabo actividades relacionadas con la música, la canción de autor, la magia y los espectáculos de teatro. Allí se graba el disco La Mandrágora con canciones de Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez. La memoria de este local y sus actividades perdura hasta la actualidad. En 1983, dentro de un programa del Ayuntamiento de Madrid para realizar acciones sobre las medianerías de la zona Centro, pinta un mural en la calle de Embajadores.

En 1990 participa en la fundación de la Entidad de Gestión de derechos de autor de artistas plásticos VEGAP. En 1996 es elegido Presidente de la Asociación de Artistas Plásticos de Madrid, cargo que desempeña hasta 2002. En el año 2000 presenta en las salas de la Fundación COAM del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid su exposición de dibujos Madrid Marítimo, adquirida por el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y exhibida nuevamente en 2004 en las salas de exposiciones temporales del museo dentro de la exposición titulada Tres visiones de Madrid. En 2004 presenta por primera vez su exposición El Mundo Perdido de los oparvorulos, descubrimientos en la península de Burelandia, en el Museo de América de Madrid, exposición que se vuelve a presentar en 2007 en el Museo de Arte Contemporáneo Las Carmelitas de la Fundación Antonio Pérez en Cuenca. Entre 2012 y 2013 trabaja como escenógrafo y figurinista en el Göteborg Stadteater, en la ciudad de Göteborg, Suecia, para la obra de Shakespeare As You Like It.

Referencias:

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