'Los Sábados de El Rastro' recupera espacios tradicionales de los siglos XIX y XX, como el Mercado de Desembalajes, el Festival de Tradiciones o el Mercado de Artes Plásticas

Si nos hablan El Rastro de Madrid probablemente lo identifiquemos con el mercado de más de 400 años de antigüedad y exclusivamente de los domingo en el barrio de La Latina. Sin embargo, esta idea ha sepultado la estructura de más de 500 tiendas, centros de artesanía, tradiciones y antigüedades que están inactivas por la ausencia de visitantes durante el resto de días de la semana.

Para recuperar esta parte del patrimonio artístico y cultural de la zona, la Asociación de Comerciantes Fijos de El Rastro pone en marchaLos Sábados de El Rastro, una nueva experiencia con «los mejores creadores y buscadores de tendencias», según indica a EL MUNDO el presidente de la asociación, Manuel González. Con este lema, el dirigente de la organización pretende «recuperar espacios tradicionales que ya había en los siglos XIX y XX, como la Feria Desembalaje, el Festival de Tradiciones o un Mercado de Artes Plásticas. Es decir, abrir una ventana de lo que fue El Rastro, patrimonio artístico y cultural de la ciudad de Madrid, con la filosofía identitaria del barrio».

La convocatoria de Los Sábados de El Rastro traerá novedades como la instalación de la Feria de Desembalajes en la Plaza Vara del Rey, recuperando un mercado tradicional que tuvo su origen en los años 70 y 80 y que permaneció vivo durante 20 años. A partir de las 9.00 horas del 22 de mayo se unirán en un entramado artístico la artesanía, los expositores de piezas vintage, el coleccionismo, almoneda y diversas antigüedades, independientes del mercado ambulante del domingo.

Las ferias de Desembalaje tienen su origen en las empresas especializadas que cargaban con sus enseres y colecciones en sus furgonetas para exponerlas a pie de calle en las ciudades. En otras ocasiones, Madrid ya había acogido ferias de Desembalaje en lugares como el Circuito del Jarama o la Casa de Campo, sin embargo, la actividad cultural regresa con una novedosa edición que se desarrollará de forma permanente en el centro de la ciudad, «como los mercados de las ciudades de París, Amsterdam o Londres», puntualiza Manuel González.

Otra de las innovaciones de esta propuesta de mercado es la variedad de culturas que se combinarán con la participación de vendedores de toda España y del extranjero. «Tenemos una lista de 800 especialistas españoles que quieren venir a la feria, así que los comerciantes se irán turnando», explica el presidente de la Asociación de Comerciantes Fijos de El Rastro. Para él, todo esto es «una ventana abierta de oportunidades a todo lo que hay en el extranjero, en la Comunidad de Madrid y en España».

Otra de las innovaciones de esta propuesta de mercado es la variedad de culturas que se combinarán con la participación de vendedores de toda España y del extranjero. «Tenemos una lista de 800 especialistas españoles que quieren venir a la feria, así que los comerciantes se irán turnando», explica el presidente de la Asociación de Comerciantes Fijos de El Rastro. Para él, todo esto es «una ventana abierta de oportunidades a todo lo que hay en el extranjero, en la Comunidad de Madrid y en España».

FECHAS Y MEDIDAS DEL MERCADO

Teniendo en cuenta la situación actual de pandemia, la organización del evento ha decidido abrir el mercado el primer y tercer sábado de cada mes. «No podemos asegurar que se celebre todos los sábados hasta que empecemos con las rotaciones de los puestos. En el momento en que lo permitan las normas sanitarias, pasará a ser todas las semanas», expone Manuel González.

Por el momento, para evitar contagios por Covid en el mercado, se limitará el acceso a 200 personas y se seguirán las medidas de seguridad que recomienda Sanidad. «Habrá una puerta de entrada y otra de salida. Además se ha hecho un plano desde la Facultad de Arquitectura de la Politécnica de Madrid», asegura el responsable de la organización.

OTRAS ACTIVIDADES

Como complemento a la Feria de Desembalajes esta primera edición de Los Sábados de El Rastro contará con un Circuito Gastronómico en el que colaborarán los bares y restaurantes de la zona. Esta iniciativa que lleva por bandera la idea de ‘una caña y una tapa madrileña’, surge con la intención de dinamizar la hostelería, notablemente perjudicada durante la pandemia, y generar tráfico al resto de calles del Rastro. Los puntos claves del circuito serán los comprendidos entre la Plaza de Cascorro, la Plaza del Campillo y la calle Carlos Arniches donde se ubica el Museo de Artes Populares.

Por otro lado, este proyecto innovador traerá consigo un Mercado de Artes y Oficios en el Espacio Rastro Madrid, en la calle San Cayetano. Allí se podrá asistir a la exposición de artesanos que incluirá talleres y venta de productos.

Además de esto, la asociación, junto a la Universidad Carlos III, organizará representaciones y actuaciones para toda la familia en la Puerta de Toledo. De esta forma se favorecerá a la recuperación de las artes plásticas y escénicas.

Volver a descubrir El Rastro y sus bares y tabernas

Con más de 300 años de historia, El Rastro es una institución madrileña. Sin embargo, ante la irrupción en nuestras vidas de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, el popular mercadillo se vio obligado a interrumpir su actividad. Después de meses sin desplegar sus innumerables puestos, el pasado 22 de noviembre volvió a la vida. Pero con restricciones…

Para empezar, queda delimitada la zona de venta (los tenderetes sólo se pueden ubicar en las plazas de Cascorro, General Vara del Rey y Campillo del Nuevo Mundo o en las calles Ribera de Curtidores, Carlos Arniches y Mira el Río Baja) y, por tanto, también la circulación de transeúntes. Además, apenas se encontrarán la mitad de los puestos autorizados, que se alternarán los diferentes domingos de cada mes, a la espera de susperar la crisis y volver a recuperar la actividad normal.

Lo que no puede fallar es el aperitivo dominguero: no hay visita al Rastro sin un bien piscolabis (o un par de ellos) previo al almuerzo. Dos direcciones clásicas, muy cerca la una de la otra, nos sirven para arrancas esta ruta. Primero, el Bar Cruz (también conocido como La Casa de las Navajas; Maldonadas, 1). Abrió sus puertas en el año 1970 y su nombre se debe a la abuela de la familia, María Cruz Calvo. Su especialidad son las navajas a la plancha, se lavan a mano una a una y se sirven con aceite, ajo y perejil. Segundo, Casa Amadeo (Plaza de Cascorro, 18), el bar de caracoles más castizo de Madrid. Se sirven en cazuela de barro, en un guisito con chorizo y su puntito picante. En la actualidad, esta taberna está dirigida por uno de los nietos de Amadeo, pero el patriarca se pasa de vez en cuando para charlar con los parroquianos.

Muy cerca de estas dos tascas, otro par de reciente apertura. Para los amantes de los vinos naturales, Cascorro Bistrot (Plaza de Cascorro, 21), un bar a vins a la francesa en el que se mezcla restaurante, tasca y bodega. Para picar hay ostras, ensaladilla rusa, rillete de ibérico, escargots de Borgoña (con mantequilla, ajo y perejil) o quesos artesanos de leche cruda. Otra opción es la propuesta mexicana de Sahuaro (Plaza de Cascorro, 2), donde dar buena cuenta de platillos como gambones a la diabla, guacamole con totopos, tacos de cochinita o de carne al pastor… Todo en un local decorado con reminiscencias aztecas pero huyendo de tópicos étnicos.

 

LA CALLE RUDA

 

Estratégicamente situada entre el comienzo del Rastro y el Mercado de la Cebada, en esta vía es posible encontrar varios locales muy apetecibles. Imprescindible Malacatín (número 5), una de las direcciones más recomendadas para tomar un buen cocido en Madrid. Dispone también de una carta de tapeo, con propuestas como jamón ibérico, ropa vieja del cocido o ensalada de tomate con ventesca de atún. En el número 14, El Brote, un comedor especializado en setas: lingote de manitas deshuesadas con boletus, perrechicos con tocino salado, colmenillas con atún y berros…

Ya en la esquina con la calle Toledo, merece la pena detenerse en Los Tiernos (Toledo, 73), la reconversión en bar modernete de la mítica cafetería Onis. Sus propietarios son los mismos que regentan el Bar Pavón (Embajadores, 9) y su nombre es un homenaje a uno de los alcaldes más queridos de Madrid, Enrique Tierno-Galván. Triunfan, las mazorcas fritas, los puerros escabechados con torreznos o el steak tartare con tuétano.Una mañana de domingo no parece completa sin una parada en el Muñiz (Calatrava, 3), mucho más estos días en los que se celebra San Isidro en la capital. Este bar esquinero, a mitad de camino entre la cafetería clásica y la taberna de toda la vida, es famoso por su vermú, mucho mejor si se acompaña de una ración de boquerones en vinagre. Si prefiere ir a primera hora, no se olvide de probar los churros o las porras, elaborados allí mismo.

Por último, La Bobia (San Millán, 3), un bar clásico de La Movida reinaugurado hace ya algún tiempo como sidrería asturiana. Famoso por aparecer en la película Laberinto de pasiones de Pedro Almodóvar, dispone de una pequeña y recogida terraza ideal para dejar pasar las horas. Lo mejor es pedir para compartir: unos choricitos a la sidra, unas croquetas de calamar en su tinta, unos tortos de maíz con huevos fritos y picadillo de matanza… Para pasar el trago, sangría de sidra.

OTRAS PISTAS

 

Una mañana de domingo no parece completa sin una parada en el Muñiz (Calatrava, 3), mucho más estos días en los que se celebra San Isidro en la capital. Este bar esquinero, a mitad de camino entre la cafetería clásica y la taberna de toda la vida, es famoso por su vermú, mucho mejor si se acompaña de una ración de boquerones en vinagre. Si prefiere ir a primera hora, no se olvide de probar los churros o las porras, elaborados allí mismo.

Por último, La Bobia (San Millán, 3), un bar clásico de La Movida reinaugurado hace ya algún tiempo como sidrería asturiana. Famoso por aparecer en la película Laberinto de pasiones de Pedro Almodóvar, dispone de una pequeña y recogida terraza ideal para dejar pasar las horas. Lo mejor es pedir para compartir: unos choricitos a la sidra, unas croquetas de calamar en su tinta, unos tortos de maíz con huevos fritos y picadillo de matanza… Para pasar el trago, sangría de sidra.


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